El acabado final de la superficie de una tarjeta se consigue en el proceso de laminación. Las hojas de PVC impresas, montadas con un PVC transparente, son colocadas entre unas planchas de acero inoxidable, que se introducen en una prensa a temperaturas de entre 100-160 grados. A esas temperaturas, el material se funde y se forma un solo cuerpo. Dependiendo de la superficie de esas planchas de acero, se consigue dar un acabado brillante o mate.
Posteriormente se puede combinar el acabado mate con un brillo selectivo mediante barnices UVI brillantes de serigrafía. Además estos barnices pueden tener un cierto relieve, potenciando el efecto.